Mi amigo el pintor, no era un grandioso escritor pero sí un hermoso contador de historias. Y, aunque no era guapo, me gustaba ver su cabello caer frente a sus gafas y admirar las manchas vaciadas de un azul de prusia 200ml, ese azul que siempre figuraba en su ropa y en sus brazos los días que me esperaba. Nuestros encuentros significaban más que letras aburridas en papel y sus ensayos sobre Amedeo Modigliani. Era el arte de destruir la técnica con besos obtusos y descoordinados para convertirla en aire. E ncontrarnos con los azules en su piel y nuestras historias de boca a boca. Fue hacer Preludio y fuga a ósculos en todo el lienzo y papel. Mi amigo no era guapo, ni buen escritor pero era un hermoso lienzo de azules...... ah y contador de historias.