Ese pequeño infierno llamado reloj es algo que no quiero ver. Porque hoy nos enojamos y estaré puntual para no saber qué hora es. En casa, camino con el hueco de mis brazos, afuera veo llover. Seré necia y llamaré. No quiero que duré mucho tiempo, ya lo he mandado a romper. Las manecillas son la soga de los tontos. A ti te apuntan la nariz. Jugamos en números romanos a que nos tomamos todo el tiempo. Inventamos que se nos pierde el celular y no vemos el atardecer. Llamaré porque le has dado cuerda, al reloj de mi interior.