UNO DIEZ. De la misma esencia en la que surge el aroma de la lluvia y se evaporiza de las piedras, me anunció. Al mismo tiempo, otras nueve millones de personas nacen. Ahora, me esperan cargas de segundos para mi tiempo, un montón de bolsas minuteros que guardan pensamiento, sentimiento y todo lo que existe. Abiertas y selladas serán y volverán a ser. Un montón de conceptos fetiche que me cuelgan a la soga de mi olfato y mi tacto, e se conjunto de hilos torcidos que me arrastran entre tanto verde, un breve gusto al desconocido bosque. Color, recuerdo de la consistencia del puñado de partes niño, de mujer y de ancianos que me tejen y me cocerán por dentro todo lo que mis pliegues